lunes, 7 de enero de 2013

Economía ¿El milagro alemán?


¿El milagro alemán? 

No es oro todo lo que reluce en Alemania, unos siete millones de trabajadores, el 20,6% uno de cada cuatro, tiene un trabajo precario, minijobs, algunos piensan que esto es una forma flexibilizar y acceder al mundo laboral, para otros fomenta la precariedad laboral de baja calidad. Los sindicatos alemanes afirman que es una trampa laboral, sobre todo para las mujeres, ya que, prolongan la dependencia de subsidios estatales. Más de 4,5 millones son mujeres, de las que tres millones no disponen de otros ingresos.

¿Cuándo surge esta modalidad? Para llegar al principio de este patrón económico hay que regresar a la década de los 90, tras la reunificación, es cuando entra con fuerza en el mercado laboral alemán la jornada reducida, 15 horas semanales o 50 días anuales y menos de 630 marcos. Cuando se produce la entrada del euro el limite se eleva a 325 €, en el 2003 el gobierno socialdemócrata de Gerhard Schröder crea los minijobs para reducir el paro y hacer salir la economía sumergida que surgió tras la crisis económica de la reunificación.
 

La propagación de la precariedad laboral y los salarios bajos son una bomba de relojería contra el sistema de pensiones. Según el Ministerio de Trabajo alemán, las cotizaciones al seguro de pensiones público de los empleados de los minijobs solo les darán derecho a 3,11 € de pensión al mes por cada año trabajado. Es decir, tras 37 años cotizando a la seguridad social tendría derecho a una pensión mensual de 115,07 €. Se estima que millones de trabajadores caerán en la pobreza cuando se jubilen.

Las señales críticas contra este sistema son cada vez mayores en Alemania, el Ministerio Federal de Asuntos de Familia anuncio a principio del 2011 que los minijobs no cumplen la función de puente hacia el empleo a jornada completa e indefinida. El informe destaca que el salto hacia un trabajo regular es bastante difícil. La fundación Bertelsmann afirma que los empresarios no acuden a esta modalidad para provocar una mayor demanda de trabajo, sino que los integran en la plantilla, manteniendo la precariedad laboral.
Cuando el Banco Central Europeo BCE adquiere deuda soberana española e italiana, su presidente Jean-Claude, mando una carta a Zapatero en la que decía que una de las condiciones para seguir comprando deuda era la creación de los minijobs en España. Los sindicatos se opusieron, puesto que, en este terrón ya existe el contrato a tiempo parcial y procesos para flexibilizar el empleo.

El país que preside Ángela Merkel sigue siendo la musa para sus vecinos europeos, especialmente los de sur, que anhelan sus cifras de paro laboral. Con un desempleo del 6,7% frente al 25% de España es la referencia para los países más azotados por la crisis/estafa creada por la oligarquía financiera. Pero el castillo de la economía alemana empieza a mostrar más puntos débiles de los esperados. Quizás el milagro no sea tal.  


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