En febrero de 2012, por decisión del desgobierno de la Comunidad Autónoma de Castilla La Mancha, presidido por la “peperoni” Mª Dolores Cospedal, decretaron reducir/suprimir/quitar de 15 a 3, la prueba del talón (cribado/Screening) que se hace a todos los neonatos/bebes cuando nacen para detectar enfermedades metabólicas. Así, ahora, cualquier enfermedad que podía haber sido detectada al nacer para combatirla precozmente, NO se detectara hasta que se muestre los primeros síntomas. La detección precoz puede convertir lo que pudiera ser un drama, en una pequeña incomodidad al ser detectada a tiempo la enfermedad.
Los estándares de la sanidad española son de los mejores del mundo, su eficacia, en relación calidad-precio, se emplaza entre las cinco primeras. Los recortes/copagos aplicados son una estrategia para allanar el camino a la sanidad privada, cada vez más presente en este país. La política aplicada en la Comunidad de Madrid, iniciada por la duquesita/marquesita Aguirre y continuadas por su sucesor, está dejando los hospitales públicos obsoletos, sin apenas suministros de medicamentos o de mala calidad -la seda/hilo que se utiliza para coser/suturar en las operaciones se rompe, con las consecuencias que pueda traer dicha rotura-, se carga de más trabajo al personal sanitario, provocando el síndrome deBurnout o síndrome de desgaste profesional, y haciendo que la situación sea cada vez más insostenible e injusta.
Estos ataques son denunciados por la Federación de
Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP) que en su informe
publicado en 2011 revela, con nombres y apellidos, quien está detrás de las
decisiones que atañan a la Sanidad Pública. Las experiencias puestas en marcha
en las Comunidades Valenciana y Madrid demuestran, según los datos
aportados por el FADSP, que el coste/gasto se multiplica por siete para la
administración regional. Como es natural, los desgobiernos de las comunidades
mencionadas, dicen que el ahorro es de un 25% en la factura de sanidad, ¡Ya!…,
y un jamón de regalo.
El ahorro previsto de 7.000 millones de euros para “mantener” el sistema es una falacia según voces expertas en el tema. Estos recortes a la Sanidad Pública desmejoran la atención a los pacientes, el suministro de medicamentos y ponen en peligro multitud de puestos de trabajo. Además, la sanidad no es un gasto, es una inversión y, no tiene por qué dar beneficio económico.
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