miércoles, 26 de diciembre de 2012

Ecología Montañas submarinas


Montañas submarinas

El punto más elevado del planeta es el Everest con unos 8.850 metros de altura sobre el nivel del mar, pero como formación geológica, es menor que el Mauna Kea, Hawai. El Everest comienza en el Himalaya que tiene una altitud media de 5.840 metros sobre el nivel del mar elevándose unos 3.000 metros. La base del Mauna Kea comienza a unos 70 kilometros de la costa y a 5.760 metros de profundidad, que sumados a los 4.205 que emergen de la superficie marina hacen una altura total de 9.966 metros. Su ubicación, en pleno océano, y altura hacen que sea el principal observatorio astronómico del hemisferio norte.  
Los científicos estiman que hay unas 100.000 montañas submarinas que llegan a los mil metros de altura. Si se añadiesen las de menor altura, seguramente se alcanzaría el millón. Hasta el momento se han estudiado unas 300/400. La comunidad científica piensa que la mitad de ellas se encuentran en el Pacifico. Estas cordilleras submarinas suelen tener un origen volcánico que se eleva desde el lecho/suelo marino sin llegar a emerger a la superficie. 


Su tamaño/volumen es semejante a las terrestres y probablemente sean más numerosas que estas. El suelo oceánico nuevo surgido en forma de roca fundida, lava, está en continuo dinamismo. Los fondos oceánicos, se expanden continuamente desde las dorsales oceánicas, mientras que el viejo se va hundiendo en las fosas, generando así el movimiento de las placas tectónicas/litosféricas del planeta.

La expansión del lecho/suelo oceánico es una constante, la cordillera más larga del mundo es la que separa, a una velocidad de 25 milímetros por año, a los continentes de África y Europa de América. Cubierta por el océano Atlántico, tiene una extensión de unos 20.000 kilómetros. Las fosas en él son pocas, con lo cual, el lecho marino tarda más en renovarse y regresar al manto terrestre. En cambio, en el océano Pacifico el lecho/suelo marino se renueva a razón de 22 centímetros por año, hundiéndose rápidamente a través de la enorme cantidad de fosas existentes, provocando tsunamis/maremotos y volcanes.

Los conocimientos que tenemos sobre estos sistemas montañosos marinos son mínimos, es posible que tengamos más detalles de la superficie lunar o de los planetas Marte o Venus, que de los fondos oceánicos. Ocultos bajo un manto de agua de unos cuatro kilómetros de media, solo hay cartografiado un escaso 15% con detalle. El resto se fundamenta en los datos conseguidos de satélites que miden la altura de la superficie marina; el campo gravitatorio es causante de una leve altura/elevación del agua que cubre las montañas, y una tenue depresión/hundimiento en las fosas.

Las formas de vida que albergan/alojan crean auténticos oasis en mar abierto, las diversas comunidades de animales que las ocupan, corales, estrellas, esponjas, crustáceos,…, las convierten en hábitats paradisiacos donde los científicos tienen mucho para clasificar y catalogar. En casi todas las expediciones realizadas a estos lugares se descubren nuevas especies, que podrían servir, para generar nuevos compuestos químicos para curar enfermedades. La biotecnología azul, conocida también como biotecnología marina, está en una etapa prematura de desarrollo, pero, sus aplicaciones son prometedoras para cosmética, productos alimentarios, cuidados sanitarios,…, y sobre todo para la acuicultura.

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