lunes, 4 de febrero de 2013


Fotografía en blanco y negro

La fotografía en blanco y negro (B/N o B/W en ingles) no intenta representar la realidad con exactitud, ni tan siquiera imitarla. Tampoco es un suplente del color. Se trata, simplemente, de otra forma de exhibir la realidad, de otra forma de percibir. Pero ¿Cómo aprender a ver el mundo de color en blanco y negro, es decir, en forma de tonos? hay que estudiar si, por ejemplo, una flor naranja destacara contra la hierba que la rodea o si los pliegues del vestido de una modelo reforzaran la composición o la debilitaran. Hay que concentrarse más en la intensidad de los colores que en los colores mismos. El control creativo de la fotografía en B/N exige ante todo ser capaz de predecir cómo se convertirán los colores en grises, y en particular cual será la diferencia entre ellos.


Fotografiar en blanco y negro supone apartarse de la realidad. Pero la notable transformación que el medio opera sobre el motivo no merma su expresividad ni su versatilidad. El reto está en interpretarlo en forma de grises eligiendo correctamente los filtros y exposición apropiada para producir la idea/imagen original del fotógrafo. Para sacar el máximo partido a esta libertad interpretativa hay que aprender a determinar la información tonal del sujeto, gama de tonos comprendida entre las zonas más claras y oscura de la imagen, así conseguiremos una buena imagen. Este proceso se llama visualización.

El nacimiento/principio de la fotografía fue en blanco y negro, pero superadas las dificultades técnicas que restringían el color la atracción se mantuvo por parte de los fotógrafos más artísticos, por las diferentes cualidades que presenta y por la facilidad de control/manipulación que ofrecía el positivado en el laboratorio. El gran avance tecnológico experimentado nos ha llevado a la fotografía digital evitado, así, el paso del procesado en laboratorio. La imagen es capturada por un sensor que recogen los diferentes niveles de luz -archivo Raw- y después de filtrarla por los colores primarios   -rojo, verde y azul- se consigue el color. La ventaja de este sistema nos permite obtener la imagen de las dos formas al no estar supeditados por la medida de la elección del tipo de película B/N o color.

A la hora de hacer una instantánea es mejor hacerla en color antes que en B/N por dos motivos principales: existen multitud de medios para convertir una foto en color en blanco y negro, desde la desaturación hasta la alteración tonal, pasando por el mezclador de canales. La otra ventaja es que dispondremos de 16 milllones de tonos frente a los 256 que tendríamos si lo hacemos de otro modo. De esta forma conseguiremos una mayor información sobre las luces y las sombras. El grano que se asocia a la película en B/N se puede emular con la introducción de ruido con Photoshop.

Aunque las modernas cámaras digitales reproducen el color que nos rodea con una calidad cada vez mayor, todavía hay fotógrafos que se inclinan/deciden por la fotografía en blanco y negro. Su atracción grafica y el modo en que subraya texturas, formas, líneas y tonos hacen que sea una opción atractiva para crear imágenes con un halo especial, apartándose de lo habitual. La única forma de aprender a hacer buenas fotografías en B/N es mirar un poco más cerca el mundo en color que nos rodea, descubriendo como se reproducen los colores en las imágenes monocromáticas. Henri Cartier-Bresson (1908-2004) manifestaba que “el blanco y negro era el poder de la evocación”. Este estilo de fotografía es una alabanza de la belleza de las sombras y luces.

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